
Por: Jesús Abón, Socio Fundador de Brainis.
La pandemia producida por el COVID-19 transformó no solo la vida social, sino que también revolucionó a velocidad luz la forma en que trabajábamos, y ello con consecuencias que aún no podemos medir con exactitud. Sin embargo, es claro que esto tiene un impacto en las relaciones al interior de las organizaciones y, en este punto, toca repensar cómo debemos manejar la comunicación interna con nuestros colaboradores si queremos prosperar en el mundo post-pandemia.
Para ello, primero debemos entender cómo el teletrabajo, que llegó para quedarse, está impactando en los equipos de trabajo al interior de nuestras organizaciones. Hablamos de seres humanos, que observan cómo el mundo a su alrededor está cambiando de manera rápida e impredecible, generando una constante inestabilidad y un nivel de ansiedad que es, por lo menos, preocupante.
El reto, entonces, es mantenerlos informados de manera transparente, serena y empática, mediante los canales y los voceros idóneos, teniendo claro que los memorandos masivos fríos e impersonales dirigidos a toda la organización están desfasados, por lo cual se debe priorizar una comunicación segmentada que contemple a un colaborador que hoy, más que nunca, requiere una atención personalizada, acorde a la nueva normalidad en la cual su hogar es también su oficina, con lo cual las particularidades de cada escenario se multiplican.
Asimismo, la comunicación bidireccional será fundamental para generar un entorno de confianza mutua. Y esto es tan importante como el acceso a canales de comunicación digital efectivos y capaces de otorgar respuestas en tiempo real. Además estos canales deben ser funcionales, efectivos y, más importante aún, justos.
Para terminar, debemos recordar que la ausencia de una oficina física tiene otras implicancias, tales como la desaparición de los espacios informales de interrelación, como las charlas alrededor de las máquinas de café, la hora del almuerzo, etc. Si bien no es posible replicar estos espacios tal cual en el mundo digital, sí que se pueden generar otros que cumplan la función de generar un necesario sentido de pertenencia (¿por qué no una partida de Among Us con el equipo de trabajo o un After Office virtual?). Algo es claro, el desafío tras la pandemia no será el qué, sino el cómo.
* Artículo publicado originalmente en revista Bumeran